en elaboración… (2022-05)
Desde el pasado 11 de diciembre hemos podido disfrutar de la exposición Arquitecturas Vivas de Nicolás Combarro en el CFC de Bilbao. El día de la inauguración el propio autor ofreció una charla a los asistentes explicando los detalles de su obra. El último día para poder ver la exposición será pasado mañana, el miércoles 10 de febrero.
Cartel de la exposición Arquitecturas Vivas de Nicolás Combarro en Bilbao.
Nicolás Combarro nació en A Coruña en 1979. Emplea la fotografía buscando un diálogo con el espacio construido. Alterna su trabajo como fotógrafo con la docencia y el comisariado de exposiciones.
Ha realizado exposiciones individuales en la Galería Moriarty (Madrid), Kwanhoon Gallery (Seúl), Galería Taché (Barcelona) o la PABLO Gallery (Manila) y museos e instituciones como MARCO (Vigo), Palexco (A Coruña), Institut Français (Madrid), OCEMX (México DF). Ha obtenido, entre otros, el Premio Saab y el Premio de Fotografía INJUVE y la Beca Fotopres de La Caixa. Ha publicado los libros
Arquitectura y Resistencia (Editorial Cabeza de Chorlito) y Arquitectura Oculta (Ayuntamiento de A Coruña).
Exposición Arquitecturas Vivas de Nicolás Combarro en Bilbao
Leemos en la hoja de presentación de la exposición:
Activar la arquitectura, a través de las posibilidades de interacción que ésta genera, es la base de un discurso fotográfico cuyo lenguaje se ha desarrollado a lo largo de sucesivas series y etapas presentes en esta exposición.
Exposición ‘Arquitecturas Vivas’ en el CFC de Bilbao.
Líneas: esta primera serie está formada por intervenciones pictóricas sobre edificaciones en proceso de construcción o deconstrucción. Un estado de transformación del espacio construido que en numerosas ocasiones se encuentra en un limbo en el que parece que el tiempo se haya detenido. El empleo de la línea se vale del recurso de las dos dimensiones de la fotografía para poner en cuestión la tercera dimensión de la arquitectura, abstrayendo así sus formas para convertirla en un lienzo, en un plano. Poco a poco, la línea se va rompiendo y transformando, otorgando más protagonismo al espacio para que manifieste su estructura y la huella de la intervención realizada.
La línea de sombra: el nombre de esta serie se asocia a la esencia oscura, acromática, de las intervenciones. Masas pictóricas que se confunden con un entorno alterado por la mano del hombre y en cierto modo desnulado, dejando al descubierto su esqueleto. Los materiales de intervención vuelven a ser los propios de la construcción, en este caso la pintura negra o el alquitrán empleado para impermeabilizar las partes de la estructura en contacto con las zonas húmedas, naturales y orgánicas, hacia donde se extiende la masa pictórica.
Exposición ‘Arquitecturas Vivas’ en el CFC de Bilbao.
Serie negra: esta serie establece un intenso diálogo con el contexto industrial de la región donde se realizó, la cuenca minera asturiana. La localización y exploración de espacios y construcciones industriales y de los materiales presentes en las mismas permitió la intervención de las estructuras abandonadas con sus propios elementos, buscando una sencilla transformación del espacio para permitir el reencuentro con su pasado industrial. Materiales como el carbón aparecen como elemento de intervención, impregnando una estructura básica de casa, ahora rescatada de un contexto industrial de abandono. Las siguientes intervenciones con diferentes materiales como el plástico o la madera quemada, entran y salen de las estructuras con las que interactúan generando una nueva realidad más abstracta y extraña.
Exposición ‘Arquitecturas Vivas’ en el CFC de Bilbao.
Arquitectura oculta: es un trabajo de intervención sobre estructuras en construcción paralizadas. Esqueletos de edificaciones inacabadas que constituyen una especie de ruinas contemporáneas, son reactivadas para generar en su interior una nueva realidad. Las intervenciones están realizadas con las propias maderas, que servían de barreras o barandillas, abandonadas en los espacios. A través de un trabajo previo de composición escultóricas y pintadas con tonalidades luminosas o fluerescentes propias de la construcción, estas estructuras son de nuevo instaladas en un equilibrio precario sólo preservado a través del formato fotográfico.
La construcción, como transformación del entorno natural, aglutina y sirve de lienzo para la puesta en acción de todas estas diferentes estrategias de intervención. El diálogo directo con la arquitectura, empleando distintos materiales y herramientas artísticas, se recoge en grandes formatos permitiendo adentrarnos en los espacios transformados.
La muestra Arquitecturas vivas busca una nueva mirada hacia estructuras olvidadas, denostadas, que se recuperan por medio de un nuevo presente fotográfico.
Entrevista con Nicolás Combarro en Xataka Foto
«Mi trabajo trata de establecer puentes que nos conecten de nuevo con la realidad»
Nicolás Combarro, autor de ‘Arquitectura Espontánea’
13 de Enero de 2016
Autor: Adrián Morillo (Xataka Foto) | Fuente
Nicolás Combarro es uno de los cinco seleccionados en las
Becas Fotopres La Caixa de este año con su proyecto
«Arquitectura Espontánea». A caballo entre la fotografía, la escultura y la arquitectura, este artista pretende realizar una documentación de distintas creaciones arquitectónicas de la península que rompen con toda lógica. Hablamos con él de su trabajo fotográfico y de su labor como comisario para artistas de la talla de
Alberto García-Álix.
Tu proyecto presentado para esta edición del FotoPres parece una suerte de inventario de construcciones que se salen de ciertas lógicas, ya sean de finalidad o estéticas. ¿Qué común denominador hay entre las construcciones que pretendes retratar en este proyecto?
El denominador común es la construcción en sí misma. Desde el primer gesto de modificación del paisaje estamos acometiendo una forma de construcción. Así pues, todos tenemos la capacidad de edificar y, por lo tanto, todos somos constructores. Mi trabajo se alimenta de esa voluntad o necesidad de construir, de manera espontánea, donde se da vehículo a nuestras influencias, gustos, necesidades, que son plasmados en la arquitectura.
En la actualidad, hemos delegado y nos hemos alejado de la arquitectura. Mi trabajo trata de establecer puentes que nos conecten de nuevo con la realidad que nos rodea, su potencialidad y creatividad, más allá de regulaciones o restricciones, y de imposiciones estéticas. Este trabajo trata de comprender cómo evoluciona y se modifica el paisaje constructivo, prestando atención sobre todo a aquellas edificaciones que son olvidadas o denostadas por no entrar dentro de un canon, pero que, en la mayoría de ocasiones, nos hablan de manera más sincera de su constructor y de nuestra sociedad.
© Nicolás Combarro.
Tu práctica artística ha estado centrada en el espacio, su representación y en ciertas grietas que descubres o creas en edificaciones y terrenos. Tu herramienta principal de trabajo es la fotografía, acotándote a la bidimensionalidad y la finitura del encuadre. ¿Hasta qué punto esta limitación te permite ir más allá en tu trabajo o te supone un problema?
Cualquier aproximación a la fotografía se topa con el límite entre las tres dimensiones de la realidad y las dos de la representación fotográfica. En mi caso, la exploración de otras disciplinas como la pintura, me han ayudado a comprender cómo la representación es, en sí, una nueva realidad, y cómo las dimensiones se expanden en el interior del cuadro (o de la fotografía). La dimensión fotográfica es, por tanto, un reto, y para mí una motivación constante.
En trabajos previos, pese a usar el registro fotográfico, has intervenido tu fotografía mediante la escultura o haciendo uso de la pintura en los espacios que retratabas. ¿Te ves alejándote de la fotografía y centrándote en otras formas de expresión como la escultura que tal vez te permitan un diálogo más directo con el espacio?
Mi trabajo se divide en dos partes, por un lado, la documentación de arquitecturas singulares, espontáneas, sobre las que no existe archivo fotográfico y que me sirve de base e inspiración para la otra parte del trabajo, realizada mediante la intervención directa sobre la arquitectura y que después documento fotográficamente y reproduzco en formatos murales. La fotografía es para mí un vehículo ideal para aproximar un punto de vista determinado sobre un espacio o construcción que normalmente se pasa por alto o sobre el que no se realiza una mirada atenta.
La intervención arquitectónica me permite generar una nueva perspectiva, una interpretación alterada de los espacios que genera un nuevo presente con infinitud de posibilidades. Lugares abandonados, no terminados, que están a la espera de que se establezca con ellos un diálogo. La documentación arquitectónica, que es la parte en la que baso mi proyecto para Fotopres, activa los espacios de otra manera. Pienso que el hecho de mirarlos, recorrerlos y tratar de entenderlos a través de la fotografía es una responsabilidad (y una necesidad) que nos brinda una nueva oportunidad para aprender de ellos.
© Nicolás Combarro.
Cómo artista centrado en el espacio, las edificaciones y la arquitectura, me interesa saber tu opinión acerca de la arquitectura en España. Sé que es una pregunta muy amplia, pero tal vez haya algunos comunes denominadores que creas que se dan alrededor de toda la geografía española.
España posee una gran tradición constructiva, tanto la realizada por arquitectos en diferentes etapas históricas como otra vernácula, de origen popular. España es también un claro ejemplo de diferentes «boom» constructivos que se realizaron en sucesivas oleadas y que modificaron el paisaje arquitectónico de manera masiva. Este país posee una posición Norte/Sur que la hace catalizador de diferentes influencias y costumbre constructivas, generando grandes contrastes entre una arquitectura uniformizadora, muy dirigida, y otra espontánea, siempre en los límites de la legalidad. Por último, existe también un patrimonio industrial (o postindustrial) que se concentra en determinadas regiones y que entronca directamente con la realidad socioeconómica de su contexto.
Todas estas manifestaciones arquitectónicas me parecen interesantes, si bien yo me fijo más en las que no están documentadas y que suelen ser olvidadas, ya que son estructuras “vírgenes” que también merecen ser contempladas y registradas..
Además de ser artista, trabajas como curador, profesión que te permite solventar tu situación económica y que te ha llevado a trabajar codo con codo con Alberto García-Álix, mentor más espiritual que estético, según has declarado, con quien tienes una estrecha relación. Para muchos consumidores de imágenes, la figura del curador es desconocida, podrías explicarme en qué consiste tu trabajo y en qué se ha materializado.
Mi trabajo como comisario me ha servido como aprendizaje para diferentes perspectivas artísticas, como mi trabajo con Miguel Ángel Campano, pintor que ha evolucionado desde la figuración hacia la abstracción, y con García-Alix, como artista sin límites. En la actualidad estoy realizando proyectos que me aproximan más a mi generación, sobre todo en fotografía, y que de nuevo suponen un aprendizaje imprescindible a nivel humano y artístico. En algún momento de mi carrera aunar ambas prácticas ha resultado difícil, pero al final siempre acaba siendo extremadamente enriquecedor.
La labor de comisario, en mi caso, es la de acompañar al artista y darle una base, un espacio y un apoyo para que transmita su obra. No puedo considerarme un comisario al uso ya que me acerco a los proyectos desde un interés marcadamente personal. Es un trabajo generalmente lento y denso, en el cual nunca se deja de aprender y siempre se empieza de cero. Es siempre un reto, es emocionante, frustrante, silencioso… Es difícil de explicar ya que lo vivo de una manera muy intensa y personal, no tanto como una “profesión”.
© Nicolás Combarro.
Actualmente estás trabajando en «La Línea de Sombra», un documental acerca de Alberto García-Alix. Siendo un artista tan conocido y tan estudiado en diferentes ámbitos, ¿Cómo te has planteado realizar este trabajo?
La verdad es que este proyecto es a la vez un reto y una meta. Llevo muchos años trabajando sobre la obra de García-Alix y podría decirse que me he metido en sus entrañas. Así pues, me encuentro en una posición en la cual poseo mucha información pero a la vez la responsabilidad de darle forma y el peso del propio Alberto, que no es poco. El reto es mostrar el García-Alix que no se conoce, el que está tras esa línea de sombra y con el que yo he tenido la oportunidad de convivir. Como me pasa con los comisariados, me gustaría dar voz a Alberto y que se contase a sí mismo desde la intimidad, como cuando lo hace conmigo, abriendo una puerta a su otro lado, ese del que él mismo dice que «no se vuelve».
¿Algo más que quieras contarnos?
Quizás hemos hablado poco del proyecto en sí para Fotopres. La beca es una oportunidad para sistematizar más mi trabajo de documentación, que hasta ahora he realizado en paralelo a proyectos que me han ido surgiendo a lo largo de los años, y de generar una evolución en la mirada fotográfica. Una mirada transversal a la arquitectura popular no reglada en España, desde sus orígenes hasta su presente, congelado por el contexto socioeconómico actual. Es un reto que me motiva y me ayuda para profundizar, aprender y tratar de entender nuestro contexto constructivo, que aúna caos y una belleza espontánea sobre la que merece la pena reflexionar.
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